Escapada a una Casa Rural
Llevábamos algún tiempo sin salir de vacaciones ni darnos unos días de descanso mi esposa y yo, así que decidimos pasar unos días en una Casa Rural de un pueblo de la provincia de León, pero aún no sabía que iba a cometer un gran error aunque no me arrepiento de nada.
En esa Casa Rural ya habíamos estado otra vez y habíamos conocido a algunas personas.
Una de ellas era Paco, un hombre mayor de 74 años, de joven había sido pastor y con los años logró reunir un numeroso rebaño de cabras y ovejas, cuando se casó junto a su mujer montó una quesería y el negocio le fue bien, con el tiempo montó un bar y un estanco que a su vez hacen de papelería y que los tiene en funcionamiento actualmente.
Yo no conocía al señor Paco ni a su mujer, pero parecían buenas personas, muy amables y agradables en el trato, y siempre pegado al señor Paco se encontraba, Eusebio.
Eusebio debe tener la misma edad que Paco, los dos han nacido en el pueblo, y desde pequeños van juntos.
Este Eusebio es un pelín lento, vamos que no tiene muchas luces, acompañó a Paco en su época de pastor y luego le ayudó en la quesería, ahora está con Paco en el bar y haciendo algún que otro recado para su mujer.
La primera vez que estuvimos en esa Casa Rural íbamos al bar después de comer, tomábamos algún café y mi mujer charlaba con la mujer de Paco. Y esta vez hicimos lo mismo, Juana que así se llamaba la mujer de Paco, llevaba todos los días periódicos y revistas para los clientes de la Casa Rural.
Desde el primer momento que aparecimos mi mujer y yo por el Bar de Paco, me llamó la atención cómo Paco miraba a mi mujer, su vista fija en las tetas y en sus piernas, pero nunca escuché que hiciera un comentario subido de tono sobre ella o poco respetuoso.
Era entre semana, creo que era jueves, y bajé al bar de Paco a desayunar, en el bar había poca gente, Paco y los tres habituales en la barra. Paco me sirvió un café con leche y volvió detrás de la barra.
Paco ¿qué harías si nos toca? Le pregunta uno de los parroquianos, al parecer estaba haciendo la quiniela y rellenando un boleto de primitiva entre todos los que había en el Bar, que debían ser como una pequeña peña.
Ostia pues pagar las deudas, vacaciones con la mujer y cambiar el coche de mi hija, que está hecho polvo.
¿Y para ti nada?
Hombre ya que estamos entre amigos, creo que iría a un club de esos que salen en las pelis americanas, que las tías bailan en las barras esas y luego se refriegan con uno casi en bolas.
Paco ya no estás para esos trotes.
Da igual, lo hacen todo ellas.
Al escuchar aquellos comentarios me puse a pensar, cómo sacaría provecho de aquello, pagué el desayuno y me fui a elucubrar cómo podría proponerle tanto a Paco como a mi mujer que hiciera un baile erótico para Paco.
Llegué a la Casa Rural después de darme un paseo en el que estuve pensando y lo primero era decírselo a mi mujer, estaba convencido que se iba a mojar nada más proponerle que bailara para Paco en un baile de barra americana, y así fue enseguida que se lo propuse se puso colorada y bajando la mirada en actitud sumisa me dijo que lo haría siempre que Paco no la reconociera; yo le dije que usaría una máscara y una peluca y que no se la quitaría en ningún momento, y que solo sería un baile erótico y nada más.
La primera parte estaba hecha, la más fácil porque mi esposa sabe cuál es su lugar y sabe lo que me gusta ahora estaba la otra parte, la de proponerle a Paco una bailarina de striptease como las que salen en las películas americanas.
Le mostré a Paco alguna de las fotos que le hacía a mi mujer, yo creía que no la iba a reconocer, porque en las fotos salía con máscara y peluca, tonto de mi. Le dije que conocía a una hembra de bandera amiga mía y que por una ayuda económica podría ir hasta el pueblo y tenerla a su disposición, que bailaría para él como había visto en las películas.
Paco se quería hacer el remolón, pero se le notaba demasiado que estaba encantado y aceptó enseguida.
Quedamos para la semana siguiente, a las doce de la mañana, Paco iría a la casa rural y entraría por la puerta del sótano, el sótano estaba habilitado como sala de juegos, mesa de billar, pin pon, un pequeño bar y la tv.
Yo hablé con la dueña de la Casa Rural para que me alquilara el sótano por un día, aceptó sin problemas, La Casa Rural estaba vacía los únicos huéspedes éramos nosotros, mi mujer venía "disfrazada" con una peluca y unas grandes gafas de sol para no ser reconocida.
Eran las diez y media, bajé al sótano para dejar la puerta abierta para que entrara Paco, estuve inspeccionando toda la estancia, no quería perderme nada del espectáculo; y a la vez no podían verme.
Paco llego puntual, yo estaba en una habitación contigua donde podía ver y escuchar todo lo que iba a pasar allí.
Paco se sentó en uno de los sofás y esperó.
Cinco minutos después hizo aparición mi mujer, Paco se quedó con la boca abierta, minifalda negra, tacones altos, blusa blanca abotonada con solo dos botones, asomaban sus tetas sujetas a duras penas, por un sujetador de encaje negro, peluca rosa y una máscara de gatita.
Mi mujer puso música, lentamente se aproximó a Paco con paso insinuante, frente a él se dio la vuelta, y empezó a contonearse pasando sus manos por todo el cuerpo, inclinándose hacia delante para mostrar sus tetas, después de unos minutos se quitó la blusa, de espaldas a Paco y lentamente se desprendió del sujetador, acto seguido giró sobre sí misma mostrando sus preciosas tetas a Paco.
Sin previo aviso sintió que unas manos le agarraban las tetas por detrás. Era Eusebio, el amigo de Paco.
Mi mujer intentó zafarse de Eusebio, pero Paco se levantó del sofá rápidamente, y entre los dos la llevaron al sofá.
¡Qué ubres tiene, eh Paco!
Si Eusebio la zorra esta del señorito de la ciudad está bien buena, desde el primer día que la vi se me puso dura con ella.
Mi mujer se dio cuenta de que la habían reconocido desde el principio.
Ay Lucía, no sabía que eras una auténtica puta, voy a rentabilizar el dinero que le he pagado al cabrón de tu marido.
Mi mujer intentó escapar, pero a pesar de ser los dos mayores, aun conservaban suficientes fuerzas para dominarla.
Dejarme, solo iba a ser un bailecito erótico por favor, decía mi mujer.
Eusebio quítale la falda.
La pusieron de pie, Eusebio le bajó la mini hasta los tobillos y se la saco por los pies, así quedó con unas braguitas negras, las medias con ligueros y los zapatos de tacón delante de los dos viejos.
Paco se sentó en el sofá, Lucía cariño chúpamela.
¡¡Noooo!! ¿Está loco? decía mi mujer
Eusebio obligó a mi mujer a arrodillarse delante de Paco.
Harás lo que te digamos o Eusebio te dará con la vara de arrear las ovejas.
Sin opción mi mujer sacó la polla de Paco del pantalón, y empezó a mamársela, mientras Eusebio por detrás le sobaba el culo y las tetas.
Pasados un par de minutos, Paco la mandó parar.
Quiero follarte, túmbate en el suelo.
Mi mujer se tumbó, mientras Paco se quitaba los pantalones.
Eusebio quítale las bragas.
Este muy excitado, de un tirón se las arrancó, Paco se situó entre sus piernas, comenzando a lamer, chupar y mordisquear el coño a mi mujer.
Te la voy a meter hasta los cojones Lucía.
De una estocada se la metió entera, lentamente comenzó el mete saca, con cada embate las tetas de mi mujer se movían arriba y abajo, mientras Eusebio contemplaba una escena magnífica.
Una hembra de bandera en el suelo, abierta de piernas siendo penetrada y sus tetas moviéndose al compás de la follada.
Pasados unos cinco minutos Paco anunció que se iba a correr.
Te lo voy a echar dentro Lucía.
Mi mujer pudo notar cómo se corría en su interior, tres o cuatro chorros de caliente esperma.
Eusebio te toca.
Me la voy a follar a cuatro patas como a las ovejas.
Eusebio puso a mi mujer a cuatro patas, se quitó los pantalones y apareció un pollón enorme, mi mujer no vio lo que se le venía encima.
Eusebio escupió en la punta de su polla, apunto a la entrada de su vagina y de una estocada le clavó la mitad de su polla, mi mujer lanzó un grito de dolor.
¡¡Despacio por favor es muy grande!!
No te lo esperabas ¡eh perra! Por eso te he follado yo antes, le decía Paco.
Eusebio la follaba duro y rápido, parecía mentira que un hombre de su edad pudiera hacerlo así, a la vez le sobaba las tetas y le pellizcaba sus pezones.
Paco observaba la escena sentado en el sofá, su polla reaccionó de nuevo.
Eusebio acaba ya, quiero darle otra vez.
Dos minutos después Eusebio se corrió dentro también, varios chorros inundaron el coño de mi mujer.
No me lo podía creer lo que estaba viendo estaban abusando de ella como les daba la gana y lo peor es que no podía hacer nada solo mirar y ponerme burro
Lucía cariño quédate así como estás.
Mi mujer se quedó a cuatro patas, notaba como escurría por sus muslos la corrida de los dos viejos.
Paco escupió en la punta de su polla, apuntó al ojete de mi mujer e intentó metérsela, mi mujer al notar el cipote de Paco en su ano se levantó.
Eusebio sujeta a esta puta.
Eusebio obligó a mi mujer a ponerse de nuevo a cuatro patas.
Por favor no me folléis el culo, no lo he hecho nunca.
Pues ya va siendo hora zorra.
Paco metió la punta de su polla en el culo de mi mujer.
Ella chilló por el dolor que sentía.
Eusebio métele tu polla en la boca para que no grite.
Paco empujó y se la metió entera, ella lloraba y a la vez chupaba la polla de Eusebio, casi no podía respirar, el pollón de Eusebio se lo impedía, Paco se la metía con furia.
Cuántas veces he deseado follarme este culo, le decía Paco a mi mujer ¿no pensarías que te íbamos a dejar ir sin rompértelo? Puta.
Allí estaba mi mujer, follada por el culo y por la boca a la vez, por mi culpa, diez largos minutos la estuvo dando por el culo, Eusebio se corrió en su boca obligándola a tragar su semen.
Paco se corrió a su vez en su culo.
Paco sacó la polla del culo de mi mujer, y ella cayó al suelo toda dolorida.
Ahora me toca el culo a mi, dijo Eusebio.
Ni se te ocurra, con esa polla la destrozas Eusebio.
Si quieres se la metes en el coño otra vez.
Dejadme ya no me folléis más por favor.
Eusebio sin hacer caso a mi mujer le dio la vuelta, la tumbó boca arriba y se la metió de nuevo, echándose hacia delante le comía las tetas, mordía sus pezones, la beso metiendo su lengua en la boca morreándola.
Eusebio termina ya, tenemos que irnos.
Eusebio aceleró la follada, mi mujer gemía de dolor, unos minutos más y Eusebio se corrió de nuevo.
Si necesitas más dinero llámame, me encantará hacerte otra visita.
La dejaron en el suelo, despatarrada, el coño abierto por el pollón de Eusebio, sus muslos mojados por el semen de los dos viejos, la peluca y la máscara tiradas por cualquier sitio y su culo roto.
Verla de esa manera me produjo una erección de caballo, allí mismo me la saqué y me hice varias pajas mirándola, mi mujer en el suelo abierta de piernas, y aun tenía las imágenes de Paco encima metiéndosela, sus tetas rebotando y luego follándole el culo, chupando el pollón del animal de Eusebio a la vez ¡¡joder!!
Mi esposa ha tardado en recuperarse un tiempo, de sus secuelas físicas y poco a poco de las psicológicas, la violaron los dos viejos. Pero no podíamos denunciarlos, ya que había aceptado el dinero alquilándola como una puta y no quería un escándalo, por mi parte le dije al buen señor Paco, que hijo de puta, unas cuantas cosas amenazándole. pero ni se inmutaba, al final llegamos a un acuerdo económico, pago bastante más de lo que me había dado en un principio, después nos fuimos de allí, de la Casa Rural, aunque aun me sigue tentando la idea llevar a mi esposa a dar otro paseo por el bar de Paco y volver a hacerles una visita.
